Los expertos insisten que el sueño de los niños es tan importante cuánto su alimentación. Al dormir, los niños reponen energías y relajan al mismo tiempo. El hábito de "echar la siesta" es fundamental para su desarrollo,en los cinco primeros años de vida.
La
observación es lo primero. Busca identificar en el bebé algunas señales
que indiquen que él tiene sueño. Señales como: demasiada quietud, inapetencia
por el juego, deseo de acostarse, irritabilidad, bostezos, restregamiento de
ojos, interés por el chupete o el biberón, etc. Cuando el bebé
presente algunas de estas señales, no esperes mucho para acostarle. Un bebé muy
cansado encontrará dificultades para conciliar el sueño.
El
primer paso para el estreno de una siesta es trazar una rutina cuanto al
horario, el ambiente, los hábitos. Se empieza creando un ambiente adecuado para
su descanso. Su habitación debe estar tranquila, confortable y a una
temperatura agradable.
Si
el bebé cogió la costumbre de dormir con una toallita, mantita, el chupete, o
un peluche, estimula este hábito. El bebé conciliará el sueño con más rapidez y
profundidad. Hay bebés que son inducidos al sueño a través de una música
tranquila. Toda vez que sus padres ponen determinada música él sabe que es hora
de su siesta.
Cada
bebé o niño es un mundo distinto. Reaccionan de diferentes formas a sus
necesidades de sueño. Pero, normalmente, suelen obedecer a algunos horarios de
siesta. Por ejemplo, el bebé que suele echar tres siestas durante el día, por
lo general, duermen a media mañana, después de la comida, y después de los
juegos de la tarde. En el caso de los bebés que echan dos siestas, normalmente
son a media mañana y luego después de la comida. Y en el caso de una sola
siesta, el horario preferido es por la tarde. Todo dependerá de la edad que
tenga el bebé y del ambiente donde esté. Cuando lleves a tu bebé a una escuela
infantil, no dejes de informarte sobre las horas de siestas.
Atención y cuidados durante la siesta
Está claro que la
siesta es una costumbre muy gratificante para el bebé y sus padres. Pero, como
todo hábito es necesario que sea también bien orientado. Para eso, es
fundamental que se eduque al bebé en este sentido, más que nada para que la
siesta de la tarde no altere el sueño nocturno. Las siestas regulares pueden
mejorar el sueño de la noche. La obediencia a una rutina es esencial.
Del
mismo modo que la alimentación y
el baño, la siesta también debe tener un horario establecido
desde el principio. Si deseas que tu bebé se duerma después del biberón de medio
día, crea un ambiente adecuado para ello. Para la siesta, la habitación del
bebé no debe estar totalmente oscura. Deja que pase algo de luz a su interior.
Así, el bebé sabrá diferenciar la siesta del sueño nocturno.
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