Cuando un niño se hace una herida, por lo
general se produce sangrado en la zona de la lesión. Las recomendaciones son
parecidas a la de los adultos.
Si el niño tiene
una pequeña herida y sangra poco:
- Lavar la zona con agua a chorro para limpiar la suciedad.
- Lavarla con un jabón suave y enjuagarla completamente.
- Secar la herida con gasas a pequeños toques y de dentro a fuera sin frotarla.
- Una vez seca se puede aplicar un antiséptico (clorhexidina al 2% o povidona yodada).
- Se puede cubrir con una banda adhesiva esterilizada ('tirita') o cinta de gasa esterilizada y examinarla diariamente. Si la tirita se moja, retirarla y utilizar una nueva.
- En cuanto la herida comience a cicatrizar formando una costra, no hace falta seguir cubriéndola.
Sobre
las heridas de los más pequeños no se debe tampoco usar algodón, alcohol,
polvos o pomadas.
Si la herida sangra mucho debido a un golpe fuerte:
- Lavar cuidadosamente con agua (para ver mejor la herida y poder apreciar su tamaño.
- Para frenar el sangrado, presionar de manera directa y uniforme sobre la zona durante cinco minutos con gasas estériles o con un paño limpio utilizando la palma de la mano sobre la gasa o el paño.
- Si se puede, elevar la parte del cuerpo del niño que esté sangrando a un nivel más alto que su corazón. No se debe aplicar un torniquete. Durante este tiempo, no se es necesario revisar la herida o quitar coágulos de sangre que pueden haberse formado en la gasa.
- Si la sangre empapa la gasa, no debe retirarla. Utilizar otro trozo de gasa encima de la anterior y continuar ejerciendo presión sobre ella.
- Si hay objetos clavados no se deben extraer ya que pueden estar taponando la herida y evitando el sangrado.
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